e nos coloca, según el presidente de la fundación Patrimonio Comunal Olivarero, Leocadio Marín, en una buena situación para afrontar los retos de futuro. Pese a todo, el ex consejero de la Junta de Andalucía, cree que es necesario poner en marcha mecanismos que contribuyan a potenciar el punto flojo del sector: la comercialización y poder así hacer frente a la competencia que supone el incremento de la producción mundial.
Marín, que ha analizado a su paso por Corduba 06 el presente y el futuro del aceite de oliva en la economía mediterránea, cree que la integración en Europa ha sido sumamente beneficiosa para el sector, como lo prueba haber pasado de las 400.000 a las 700.000 toneladas y la proliferación de almazaras industriales que ofrece un altísima calidad. Pese a ello, es necesaria la colaboración interprofesional del sector y la creación de cauces de colaboración que ayuden a avanzar en el camino de la comercialización porque "estamos perdiendo la oportunidad de vender adecuadamente las bondades de un producto que se ha demostrado que es alimento, condimento y medicamento en grado de excelencia". "Contamos- ha dicho- con grupos de investigación que están demostrando con autoridad que el aceite de oliva es un producto cardiovascular; una afirmación que hace algo más de un año ratificó la Agencia Americana de Alimentación y que da al aceite una propiedad de medicamento que no estamos sabiendo difundir".
Otro de los puntos débiles, a juicio de Marín es el del envasado. Para el presidente de la Fundación Patrimonio Comunal Olivarero, es necesario cambiar la mentalidad de parte del sector que considera que "la mejor botella de aceite es una cisterna de 100.000 litros". Poniendo como ejemplo el éxito comercial de la Denominación de Origen Ribera del Duero, Marín se ha mostrado partidario de defender la excelencia de los aceites locales con marcas de prestigio que le den personalidad, pero a la vez crear cooperativas de segundo grado que puedan introducir en el mercado la marca andaluza.