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Miércoles, 03 de Diciembre de 2008 14:36

Un informe del grupo de investigación Mecanización y Tecnología Rural, de la Universidad de Córdoba, evalúa los beneficios ambientales de la agricultura de conservación.

G.C. - C.M.
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El grupo de investigación Mecanización y Tecnología Rural, del departamento de Ingeniería Rural de la Universidad de Córdoba, coordinado por el profesor Jesús Gil Ribes, ha realizado el informe Métodos de producción Agraria compatibles con el medio ambiente: lucha contra la erosión y Agricultura de Conservación, para el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

Se trata de un trabajo desarrollado para evaluar los posibles beneficios de las técnicas conocidas como Agricultura de Conservación (AC). En él se revelan conclusiones como que este tipo de agricultura supone una alternativa viable y recomendable a las técnicas convencionales, ya que asegura el mantenimiento de la producción en las explotaciones y posibilita una reducción de costes y de tiempos de trabajo, debido a la disminución del número de tareas a realizar por parte del agricultor.

Este tipo de agricultura también constituye un sistema agrícola sostenible que mejora la calidad del suelo y del agua, además de representar una alternativa real y posible para reducir la concentración de gases de efecto invernadero provenientes del sector agrícola, como asegura el profesor Gil Ribes. Por último, la adopción de las prácticas de conservación no implica un mayor riesgo por la utilización de fitosanitarios. La reducción en la erosión y en la escorrentía que se consigue con la agricultura de conservación, en torno al 90 % y 70 % respectivamente, disminuye en gran medida los posibles efectos adversos de los productos fitosanitarios, ya que el riesgo en su uso se produce en mayor medida por el arrastre de sedimentos en los que van adheridos.

Concretamente, el informe se ha realizado con el propósito de definir técnicamente estos sistemas, determinar su extensión en España, evaluar su aceptación por los agricultores y valorar su incidencia en la fijación de carbono en el suelo y en la reducción de emisiones para contribuir a atemperar los efectos adversos de la agricultura en el cambio climático. Ha contado con la colaboración en la ejecución de la Asociación Española de la Agricultura de Conservación / Suelos Vivos, de la que Jesús Gil Ribes es presidente desde 2003.

El sistema de AC se basa en el uso de cubiertas vegetales protectoras del suelo, procedentes del rastrojo de los cultivos extensivos y vegetación espontánea o sembrada, en el caso de los frutales. Además contribuye a disminuir la erosión y degradación del suelo, así como a reducir riesgos de contaminación de aguas y a mitigar las emisiones de CO2, paliando así el cambio climático.

El equipo cordobés trabaja en estos temas desde hace varios años, con proyectos del Plan Nacional de I+D. Otra de sus líneas destacadas de investigación es la mecanización y recolección del olivar. Ésta última acapara más de la mitad de los costes del cultivo, por lo que se está trabajando en la mejora de los métodos de recolección por vibración, analizando el comportamiento dinámico de los olivos y de los sacudidores de troncos, para conocer sus modos de agitación y las frecuencias óptimas para derribar la aceituna y la duración ideal del temblor, que combine alto porcentaje de desprendimiento y mínimo daño al olivo.

( De " Andalucía investiga" )