Mañana, sábado, 10 de noviembre, se
cumple un mes del fallecimiento de Juan Manuel Campelo Pérez, catedrático de
Química Orgánica de la Universidad de Córdoba. Desde la Facultad de Ciencias y
desde el Departamento de Química Orgánica queremos mantener vivo su recuerdo e,
independientemente de las iniciativas académicas que en su momento puedan
llevarse a cabo para ello, trasladar a la comunidad universitaria algunos
rasgos de la personalidad humana y trayectoria de quien fue un excelente
profesional y compañero.
Juan Manuel
Campelo Pérez nació, en Madrid, el 8 de julio de 1951. Tras de efectuar sus
estudios de Bachillerato en dicha capital, realizó la Carrera de Licenciado en
Ciencias Químicas, con excelentes calificaciones, en la Facultad de Ciencias de
la Universidad Complutense de Madrid, en el período 1969-1974. De 1974 a 1976
fue profesor ayudante en dicha Universidad y en 1976 se trasladó a la de
Córdoba, junto a su director de Tesis José Mª Marinas Rubio, quien había
obtenido la plaza de Catedrático de Química Orgánica en la UCO.
Entre 1976
y 1996 desempeñó, respectivamente, los cargos de profesor adjunto y profesor
titular de Química Orgánica en la UCO y en febrero de 1996 y hasta su
fallecimiento ejerció como catedrático (Química Orgánica) de nuestra
Universidad.
La
personalidad de Juan Manuel Campelo respondió, desde el punto de vista
profesional, a la labor que todo profesor universitario debe llevar a cabo en
tres vertientes fundamentales: docencia, investigación y gestión. Sin entrar a
detallar estos aspectos, diremos que impartió docencia en un sinnúmero de
asignaturas en las Licenciaturas de Química, Biología y Bioquímica, así como en
Doctorado y diferentes Masteres, tanto en la Universidad de Córdoba, como en
otros Interuniversitarios.
Desde el
punto de vista investigador publicó unos 200 artículos de investigación,
siempre en campos punteros de la Catálisis Heterogénea. Su Índice de Hirsch era
de 29 y su Índice Medio de Citación, de 15,89, uno de los más elevados de la
Universidad de Córdoba. Por otro lado, formó parte del Comité Editorial de
varias Revistas Científicas Internacionales del máximo prestigio.
Asimismo,
dirigió o codirigió 18 tesis doctorales y participó en 23 proyectos de
investigación (en varios como investigador principal) de instituciones
públicas, y en 4 proyectos y contratos de importantes industrias españolas o
internacionales.
En lo que
se refiere a su labor de gestión desempeñó, entre otros, el cargo de secretario
y director del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba;
formado parte del Comité Directivo de la Sociedad Española de Catálisis
(SECAT), del Español de Zeolitas, etc.
Pero con
independencia, de su enorme labor profesional, fue más importante su carácter
humano, que le hizo ser querido por todos los que le conocían y que se ha
reflejado en los innumerables testimonios de condolencia recibidos tras
conocerse su inesperada muerte, procedentes de España y del extranjero. En
todos ellos se destaca su excelencia como buen profesor, científico e
investigador; su personalidad sencilla, amable, cariñosa y amistosa. Hacía lo
posible porque los que estaban a su lado se encontraran bien. Si siempre es
triste y doloroso la noticia de la muerte de un ser querido, lo es aún más
cuando la edad a la que ocurre (61 años) parece no haber dejado completar todo
el ciclo vital de una persona. Descanse en paz.