Jueves, 13 Febrero 2020 08:35

PROYECTO SUWANU | Aguas residuales para agricultura, la reutilización como alternativa a la escasez

Escrito por UCC+i
El investigador Julio Berbel El investigador Julio Berbel

El proyecto SUWANU tratará de mejorar la gestión y el uso de aguas regeneradas para fines agrícolas

La depuración de aguas para su posterior reutilización es un elemento esencial del ciclo natural del agua y una de las grandes estrategias para luchar contra la escasez de este bien fundamental para la vida en la Tierra. Según Naciones Unidas, la carencia de este recurso afectará a siete mil millones de personas en 2050, año para el que, precisamente, la demanda habrá crecido un 30%.

Debido a la producción creciente de alimentos y a la escasez de precipitaciones, las aguas residuales ya no se ven como un desecho que hay que eliminar, sino como un recurso. Las aguas regeneradas pueden reutilizarse para diferentes fines como la agricultura, evitando así la presión que ésta ejerce sobre las fuentes de agua dulce debido, fundamentalmente, a los sistemas de riesgo.

Mejorar las estrategias de reutilización de aguas regeneradas en agricultura es el objetivo principal del proyecto Suwanu Europe, un proyecto que ha comenzado recientemente su andadura y en el que participa la Universidad de Córdoba a través del Departamento Economía, Sociología y Política Agraria.

“El objetivo es conseguir un modelo de gobernanza para mejorar la gestión y el uso de estas aguas”, señala el Catedrático de Economía Agraria y responsable del proyecto en la UCO, Julio Berbel. Las aguas regeneradas pueden usarse de manera segura para la producción agrícola, pero hacerlo requiere una gestión de los riesgos sanitarios, un tratamiento adecuado y una intervención de las autoridades bien orientada.

En este sentido, el proyecto de investigación realizará una guía para facilitar la toma de decisiones y tratará de tejer una red de transferencia efectiva de conocimientos. Para ello, se analizarán casos de éxito como el de Israel o Chipre, países en los que prácticamente se reutiliza la totalidad del agua, y se analizarán ocho regiones de Europa para cuantificar cuánta agua se está reutilizando y cómo se lleva a cabo. Se trata, explica Berbel, de analizar todos los factores que intervienen y “detectar las barreras administrativas, sociales o económicas” que puedan influir en el proceso de reutilización de aguas regeneradas para fines agrícolas.

España es una de las potencias europeas en cuanto a volumen de reutilización de aguas, pero, según algunos informes, aún podría triplicar esta cantidad en algunas zonas. No obstante, el Parlamento Europeo ha aprobado recientemente una directiva que endurece las condiciones para el uso se aguas regeneradas en agricultura e incluye más restricciones en aspectos relacionados con el contenido microbiano.

“Tenemos que dar garantías a la población de que los alimentos que se han regado con aguas regeneradas que han sido depuradas no están contaminados”, explica Berbel. Este tipo de aguas contienen contaminantes orgánicos de materias fecales y algunos contaminantes químicos derivados de productos cosméticos. “Aunque el 99% es eliminado por las depuradoras, tenemos que garantizar que en ningún caso llegue al cultivo, ya que conllevaría un riesgo para la salud y unas pérdidas económicas millonarias”.

La reutilización del agua en condiciones de seguridad es fundamental para mitigar su escasez y supone el paradigma del concepto de economía circular impulsado por la Unión Europea basado en dar una nueva vida a lo usado (re)convirtiéndolo en una fuente de recurso. Por lo tanto, mejorar las estrategias para la gestión de este bien se antoja fundamental para librar la batalla contra la falta de agua, un problema que pone en jaque la propia sostenibilidad del planeta y de los seres vivos que lo habitan.

 

 

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