Clásicos infinitos V: “Solaris”, de Stanislaw Lem

4 años 9 meses antes - 4 años 8 meses antes #22 por club-lectura
Cuando Stanislaw Lem (1921-2006) escribió Solaris, el hombre todavía no había llegado a la Luna y su anhelo por saber si había vida más allá de la nuestra estaba intacto. Solaris salió de su imaginación como un planeta en el que los humanos tienen una estación espacial porque intuyen una forma de vida desconocida a la que llevan estudiando desde hace más de un siglo y que ha generado una ciencia, “la solarística” y mucha literatura alrededor de ella. Uno de sus estudiosos, el psicólogo Kris Kelvin, es enviado a dicha estación y comprueba que la situación de los que ya están allí es muy extraña (suicidios, abandonos, dejadez…) como si no supieran qué hacer. Lo sorprendente es que la forma de vida extraterrestre no se materializa en forma de alienígena más o menos humanoide, como estamos por otro lado acostumbrados, sino que es un océano protoplasmático que crea sus formas propias (mimoides, simetríadas, asimetríadas, vertébridas, fungoides, longus… todos perfectamente descritos en el capítulo “Los monstruos”) y que los humanos sólo pueden limitarse a describir exhaustivamente porque les es imposible conocerlos. El hombre ha pecado siempre de antropocentrismo a lo largo de su historia, y su incapacidad para ponerse en la piel de otro se materializa aquí en la incomprensión de otras formas de vida e inteligencia totalmente diferentes a las nuestras. Los mismos conceptos de vida, inteligencia, voluntad, son insuficientes: el contacto es, pues, imposible. Es como si el hombre fuese una hormiga que se posa en un elefante que es Solaris: este último ni se daría cuenta de la presencia del primero. Por tanto, la única realidad absoluta que se puede certificar es nuestra existencia y los acontecimientos de los que somos testigos pueden tener realidades muy distintas o ser solamente creaciones mentales (creencia metafísica del “solipsismo”).
Además del deseo de saber si existe alguna forma de vida extraterrestre, el autor va más allá, y consigue hacer un profundo estudio de la mente humana, de las relaciones afectivas y de los límites del conocimiento científico. Es por eso que la novela no ha envejecido y se ha convertido en un clásico del género.
Solaris es una novela escrita desde un único punto de vista, el del protagonista Kris Kelvin; es también una novela llena de preguntas y muy pocas respuestas; pero sobre todo es una novela de ciencia ficción, con poca acción, sólo imágenes y descripciones pormenorizadas de una forma de existencia que somos incapaces de comprender.
Nos quedamos con esta definición tan científica, tan poco literaria pero a la vez tan sobrecogedora: “La memoria del hombre es un repertorio de ácidos nucleicos grabado en cristales asíncronos macromoleculares”.
Por si vuestra imaginación no alcanza para ver simetríadas y mimoides, el pintor Dominique Signoret os ayuda con esta galería de pinturas sobre Solaris También es muy recomendable la web de Stanislaw Lem en español.
Os dejamos el libro completo (si estáis registrados) y si lo queréis en papel, lo tenemos en la Biblioteca , junto con la versión cinematográfica que en 1972 dirigió Andrei Tarkovski.
Esta es nuestra tercera colaboración con el ciclo Cienciaficcionados de la UCO, en el que ayer, el investigador José María Fernández, habló de Solaris con la periodista Marta Jiménez en el restaurante El Astronauta..

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