Page 33 - Geopolítica del Mundo Actual. Una Visión Multidisciplinar
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 GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR: Cultura de Paz, Conflflictos, Educación y Derechos Humanos
  sobre la relajación de los valores sociales y familiares estadounidenses, partiendo de una cultura en donde - más allá de la afiliación religiosa – los principios del puritanismo protestante imperan en el orden social.
Nos referimos a esa conexión entre el “espíritu religioso” que domina muchos aspectos de la vida del país y la tesis de Max Weber, que encuentra en la “ética protestante” el fundamento del “espíritu del capitalismo”, de su cultura, de sus tendencias y se debiese añadir, de sus fanatismos.
Una “ética” de ascetismo para la acumulación originaria del capital pero que, en el caso de EE.UU., que dejó esa etapa hace tiempo, ha sido transmutada en apetencia de dominio y poder, en nombre de un “país elegido” y de un “destino que lo dictamina a ser adalid del mundo”. Este axioma es utilizado por Donald Trump y manipula la ética fundamentalista que habla por boca de los más conservadores en ese país, en un accionar sistemático a través de las instituciones religiosas e incluso comunitarias, que ha permeado fuertemente al individuo, más allá de sus intereses y la defensa de éstos en las urnas.
Para los conservadores sociales y religiosos fundamentalistas, los principios cristianos están en peligro y la sociedad estadounidense se encuentra en “decadencia”, por lo cual resulta imperante retornar al pasado “glorioso”, por el cual apela la agenda de “America First”. En su opinión, las tendencias liberales son fomentadas desde Hollywood, la prensa liberal, las ideas extranjerizantes que imperan en las costas del Este y Oeste del país y desde todo aquello que sea diferente, la alteridad u otredad, incluido el aspecto racial, étnico e igualdad de género, todo lo cual “pone en peligro su cultura”.
Ello singulariza y hace más compleja la situación por la que atraviesa la sociedad, en la cual se acrecienta la cultura del miedo a la “otredad y/o alteridad”, a pesar de las profundas transformaciones generacionales y demográficas que tienen lugar en el país y que tienen una importante influencia en la definición de las agendas públicas y en los procesos electorales; todo lo cual, en el mediano plazo, provoca aún mayores divisiones y una gran polarización (Cohn
and D’Vera, 2017).
La situación interna se entrelaza con
un sistema internacional cambiante y de interdependencia compleja y asimétrica, que se complica por la difusión de poderes y autoridad.
El sistema-mundo se distingue por la interacción de una creciente y diversa multiplicidad de actores estatales y no gubernamentales, públicos y privados, nacionales y trasnacionales, que acentúa un entorno de altos niveles de incertidumbre e inestabilidad de tipo multipolar o policéntrico (Marchetti, 2016). Y sin embargo, la pandemia mundial COVID 19 también ha demostrado la ausencia de liderazgo y de una mirada estratégica que ponga en el centro de mira la preservación de la especie humana.
Las estructuras tradicionales, en particular el estado-nación, se ven precisadas a lidiar con elementos trasnacionales, legítimos e ilícitos, e interactuar en una horizontalidad de relaciones sociales, políticas y económicas mediante el acceso universal a la internet y el uso de diversas plataformas digitales y las tecnologías de la información y las comunicaciones ( TICs), en donde la información y la desinformación crea nichos de afiliados, incluso con una militancia impresionante, y donde se atrincheran en su zona de confort y no escuchan o no quieren oír puntos de vistas diferentes para promover al menos una comprensión mínima que facilite un diálogo (Rubin, 2017).
Como resultado, predomina un clima global, regional y nacional de altísima incertidumbre durante una pandemia mundial de COVID 19 sin parangón en la historia contemporánea. La Administración Trump sigue insistiendo por una actuación global más unilateral y una política exterior y de seguridad más agresiva y belicista con un gran incremento de los fondos para el Departamento de Defensa y de Seguridad Interna. Se apela de forma recurrente al uso o amenaza de la fuerza para disuadir tanto a enemigos como a aliados en función de sus objetivos.
De esta forma se construyen bases negociadoras desde posiciones de fuerza ante cada actor y situación específica en el sistema internacional. Sin embargo, este es un debate
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