Page 11 - Geopolítica del Mundo Actual. Una Visión Multidisciplinar
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 GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR
Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos
   Estos mitos se introdujeron en la ciencia, medicina y religión hasta hoy día. Me gradué en la facultad de Medici- na de la universidad de El Cairo en el año 1955 y empecé a luchar desde principio de los años sesenta del siglo XX. Entre algunos mitos de la medicina encontramos que la amputación del clítoris del cuerpo de la niña —en las operaciones de la circuncisión femenina— es beneficioso para su buena salud y le previene de enfermedades, y que la amputación del prepucio del cuerpo del niño —en operaciones de la circuncisión masculina— es beneficioso para su salud y limpieza y le previene de enfermedades.
Mis compañeros del Colegio Médico me atacaron y me acusaron de negligencia al igual que hicieron los clérigos musulmanes, cristianos y judíos, que me acusaron de blasfemia. El asunto acabó perdiendo yo mi puesto en el Ministerio de Sanidad en el año 1972 y con mi reputación científica y literaria desprestigiada. Pero durante la mitad del siglo, se difundieron nuevos datos médicos y se promul- gó la ley del niño en Egipto en el año 2008, con la penaliza- ción de la ablación femenina por el grave daño a su salud. Además, el Parlamento Egipcio decidió hace pocos días —después de repetidos incidentes de muerte durante las operaciones de circuncisión— elevar el grado penal por la ablación: de delito menor a crimen. Los miembros del partido salafista al- Nour —cuyo origen es ilegal e inconsti- tucional y, sin embargo, tiene miembros en el parlamento egipcio— se opusieron a ello y amenazaron con dimitir para presionar al débil y decrépito gobierno para que aplicara la constitución.
Desde mi infancia, en los años cuarenta del siglo XX, hasta hoy, yo estoy siendo testigo de la contradicción y dualidad que hay en las leyes de la familia y del Estado mundial y localmente, y de las operaciones de ejecuciones individua- les y en masa en el nombre de Dios, la patria, la identidad, la protección, la paz o la democracia. La protección, la ayuda o el desarrollo se han transformado en lo que significa el nuevo imperialismo: la explotación económica, el asesinato y el saqueo. La palabra democracia ahora tiene mala fama, debajo de ella se esconden la dictadura y la tiranía, y se incita a las guerras en su nombre.
La familia patriarcal sigue siendo la piedra angular de los sistemas capitalistas democráticos de Oriente y Occidente. Los niños llevan el apellido del padre, y el de la madre cae en el olvido de la historia y de los registros oficiales. Desde el nacimiento, la niña se da cuenta de que hay un error en la sociedad que la rodea. Tal vez es más inteligente que su hermano y sus compañeros, pero no goza como ellos de estima, respeto o libertad. La niña se refugia anulando su mente y su inteligencia innata para adaptarse al sistema patriarcal que la gobierna. Se convence por las buenas o por las malas, por la educación o la enseñanza, de que el fallo no está en el sistema sino en su cuerpo, que pertenece a otro sexo menos preciado.
Su hermano sale a jugar aunque haya suspendido, y ella se queda en casa para aprender a cocinar aunque haya sacado las mejores notas. En los libros de la escuela ve imágenes y palabras que le reafirman su papel en la vida: la imagen del padre leyendo el periódico, su hijo leyendo el libro del colegio, la madre de pie delante del fuego cocinan- do y su hija aprendiendo de ella. La imagen del hijo sentado detrás de su mesa escribiendo y la imagen de la hija pelando la cebolla. Debajo de la imagen está esta frase: Ahmad escribe, Nawal cocina.
Mi madre me aseguraba que mi vida estaría destinada a escribir, pero el maestro me pegaba en los dedos con la regla mientras me decía: “Escribe ‘Nawal cocina’ como dice el libro”. Sin embargo, la voz de mi madre se apoderaba de mí y yo escribía con decisión: “Nawal escribe, escribe, no cocina”. El profesor me castigó con un cero en el examen de Literatura Árabe. Mi padre, sin embargo, decía que la mayoría de los escritores y escritoras sacaban un cero en los exámenes y me animaba, como hacía mi madre, a escribir. Después de licenciarme en la facultad de Medicina, mi padre me animaba a compaginarla con la literatura, pero me advirtió diciéndome: “Escucha hija mía, el hombre, por más liberal que sea, siempre quiere una esposa que cocine, que le obedezca y que le sirva a él y a los suyos, y estas características son opuestas a tu personalidad y dignidad. Así que debes elegir entre el camino fácil, es decir la protección, teniendo que obedecer al esposo, o el camino
  Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos 8
  

























































































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