Page 16 - Geopolítica del Mundo Actual. Una Visión Multidisciplinar
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GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR
Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos
Georg Hegel
Como tal, el proceso de educación modula y regula el autodesarrollo de la humanidad en la historia. Une a los individuos en una comunión, planta sus raíces en el legado del pasado y mira hacia el futuro. John Dewey, otro filósofo de la educación, destaca esta conexión entre la educación de la comunidad humana y su legado de valores en el último párrafo de su libro A Common Faith (Una fe común): «Las cosas que más apreciamos de la civilización no proceden de nosotros. Existen gracias a las acciones y los sufrimientos de la continua comunidad humana a la que estamos ligados. A nosotros nos corresponde la responsabilidad de conservar, transmitir, rectificar y ampliar el legado de valores que hemos recibido, de forma que quienes vengan después de nosotros puedan recibirlos más sólidos y seguros, más ampliamente accesibles y más generosamente compartidos de lo que nosotros los recibimos». Aquí podemos ver cómo se entrelazan y solapan los dos conceptos de cultura y educa- ción. Hubo un tiempo en el que la educación era la tarea más elevada de la cultura humana. Pero en el mundo actual hemos perdido la sensibilidad hacia lo que significa ser cultivado o bien educado. Nuestro mundo moderno carece de una visión de la sociedad humana que englobe las dos experiencias.
De igual forma, la paz, como idea dominante de la educación moral del pasado, se ha visto relegada de forma gradual a los campos de la política y las relaciones internacionales, de modo que quienes mantienen la paz hoy en día son diplomá- ticos y soldados. Por añadidura, la educación para la paz que promueven actualmente instituciones como la UNESCO y la asamblea general de la ONU está lejos de ser suficiente para preparar a las generaciones futuras contra la guerra y la violencia. No creo que esto afecte a los estudiantes y profesores del mundo, ni siquiera cuando intervienen directamente para reducir o detener conflictos globales o regionales. Hay muchas naciones e individuos sufriendo guerras y conflictos, pero carecen de un enfoque completo de la educación para la paz. De hecho, los conflictos surgen en todos los casos por la ausencia de diálogo y el
choque entre la ignorancia, los prejuicios, la venganza, la xenofobia, el racismo y el fundamentalismo. En todos estos casos tenemos lo que Jürgen Habermas llama «distorsión de la comunicación». De acuerdo con él, «la espiral de la violencia comienza como una espiral de comunicación distorsionada que, atravesando la espiral de la desconfianza mutua descontrolada, conduce a la ruptura de la comunicación. Así, si la violencia comienza con la distorsión de la comunicación, es posible saber, una vez que ha estallado, dónde estuvo el error y qué se debe corregir». Según esto, la escucha y el aprendizaje mutuos serían un proceso cívico que crea y consolida un conjunto de valores y formas de comportamiento que fomentan la resolución pacífica de disputas y conflictos. Por lo tanto, parte esencial de la definición y práctica de una cultura de la paz es una educación no violenta de los ciudadanos que desarrolle la misión del entendimiento mutuo. Naturalmente, para alcanzar el entendimiento mutuo es imprescindible el respeto por la autonomía moral del Otro. Pero ¿cómo podemos enseñar al Otro al tiempo que respetamos su autonomía moral? Lo cierto es que profe- sores y educadores forman a los Otros en valores como la justicia, la compasión, la verdad y la libertad, pero también los contradicen mientras los transmiten en el aula. Además, toda forma de educación en valores es la base para una evaluación mutua a partir de principios morales y sociales. La transmisión de valores morales, políticos y sociales de una generación a otra no es un proceso ideológico. Los centros de enseñanza y las univer- sidades no deberían ser instituciones ideológicas en las que las personas aprendan a ser leales y obedientes. Es ahí donde está la diferencia entre la Santiniketan de Tagore y el partido nacionalsocialista de Hitler. Mientras Tagore nos invita a considerar la naturaleza de la educa- ción mediante una relación consciente con la naturaleza y la creatividad como puente para salvar la distancia entre las personas que han recibido educación y las que no, los oficiales nazis como Eichmann cometían asesinatos en masa sin permitir jamás que su conciencia superara el nivel de seguir normas y obedecer órdenes. De acuerdo con Tagore, las universidades son «el producto de la conciencia social de la comunidad» en el que las personas «pueden colaborar en la búsqueda común de la verdad». Para Tagore, la educación tiene una triple función: desarrollar la libertad para explorar, generar conocimien- tos y avivar la imaginación. Por eso rechaza la idea del nacionalismo y cree en las ideas de autodeterminación y fortalecimiento de la nación por medio de la educación. Tagore describe la educación en uno de sus poemas como un lugar «en el que la mente no siente miedo y la cabeza se mantiene alta; en el que el conocimiento es libre y el mundo no se ha partido en fragmentos». Para él, la mejor de las educaciones es una educación en la empatía.
13 Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos