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 GEOPOLÍTICA DEL MUNDO ACTUAL. UNA VISIÓN MULTIDISCIPLINAR
Cultura de Paz, Conflictos, Educación y Derechos Humanos
con el intento de generalizar políticamente una visión secularizada del mundo14. En su actuación como ciudada- nos, las personas secularizadas no pueden negar en principio a las cosmovisiones religiosas un potencial de verdad, como tampoco discutir a sus conciudadanos creyentes el derecho a contribuir en las discusiones públicas con su lenguaje religioso. Defiende la persistencia de la religión: “Mientras el lenguaje religioso siga llevando consigo contenidos semánticos inspiradores, contenidos semánticos que resultan irrenunciables, pero que se sustraen (¿por el momento?) a la capacidad de expresión de del lenguaje filosófico y que aguardan aún a quedar traducidos al medio de la argumentación racional, la filosofía, incluso en la forma postmetafísica, no podrá ni sustituir, ni eliminar a la religión”.
El renacimiento de la religión en la época postmetafísica, para Vattimo, puede resultar teóricamente legítimo si se reconoce el profundo parentesco entre la tradición religio- sa de Occidente y el pensamiento del ser como aconteci- miento y como destino del debilitamiento. El reconocimien- to de ese parentesco lleva a la filosofía a pensar crítica- mente aquellas formas de renacimiento que traicionan su inspiración antimetafísica constitutiva. El filósofo italiano entiende la secularización como el modo en que se actuali- za el debilitamiento del ser, es decir, la kénosis de Dios. En ese sentido más que de abandono de la religión, de lo que se trata de la actualización, aunque paradójica, de su íntima vocación15.
Los nuevos movimientos religiosos, ¿contraprueba de la secularización?
El universo religioso tradicional ha venido a complejizarse con la proliferación en nuestras sociedades secularizadas de los nuevos movimientos religiosos, cuyas principales características son: prioridad de la experiencia directa -en los de tendencia oriental, a través de ciertas técnicas de meditación- sobre el razonamiento abstracto; fervor emocional sobre el pensamiento racional; concepción holística de la realidad y del ser humano; apoyo en certe- zas intuitivas; búsqueda de la armonía con el cosmos; aceptación acrítica de la realidad y tendencia a adaptarse al statu quo e incluso a legitimarlo, aunque algunos movimientos muestran actitudes contraculturales; búsqueda de una comunidad de apoyo para la reafirma- ción de su yo.
¿Constituye dicha proliferación una contrapueba de la teoría de la secularización, que quedaría invalidada
¿Constituye dicha proliferación una contrapueba de la teoría de la secularización, que quedaría invalidada sociológicamente? ¿En qué situación queda el proceso de secularización y los defensores del mismo? ¿Es tan lineal como creía buena parte de los sociólogos de la religión del siglo pasado? ¿Habrá que renunciar a ella tras los fenóme- nos expuestos? La controversia sobre el tema está abierta y no parece que vaya a detenerse. Hay quienes, como R. Stark, rechazan abiertamente la teoría de la seculariza- ción, entonan el R.I.P. por su muerte y creen que su lugar de destino es “el cementerio de las teorías fallidas”16. Los sociólogos de la religión que se mueven dentro de dicha teoría no lo creen así17.
Otros autores, como R. Wallis, S. Bruce y B. Wilson18 siguen defendiéndola y consideran que el despertar de los nuevos movimientos religiosos, por ejemplo, constituye una confirmación del imparable proceso de secularización en que está inmersa la sociedad occidental. Para ellos, el actual revival religioso es un fenómeno patológico en toda regla, resulta trivial e irrelevante y no tiene consecuencias reales de importancia ni para el desarrollo económico, ni para las instituciones sociales y las estructuras políticas de las sociedades democráticas, ni para los avances científi- co-técnicos. Carece de capacidad para mutar el orden sociocultural de la modernidad. Si éste cambiara, bien seguro que no se debería a su influencia, sino a otros factores. En definitiva, se trata de movimientos margina- les, a pesar de la imagen de vitalidad que dan. Para estos sociólogos, los cultos de los nuevos movimientos religiosos no son expresiones profundas de fe, sino artículos exóticos de consumo que entran en el lote de las nuevas ofertas de los "grandes supermercados espirituales".
Esta valoración tiene, sin duda, elementos positivos que deben tenerse muy en cuenta, pero corre el peligro de eliminar aquellos aspectos que no casan con la teoría de la secularización. Es una interpretación que admite impor- tantes matices. Por ejemplo, no puede negarse que en los nuevos movimientos hay determinadas manifestaciones religiosas que poseen más relevancia social y política de lo que los defensores de la religión dicen, y no sólo en el mundo islámico, sino en las sociedades secularizadas. Una buena muestra son los movimientos fundamentalistas en los Estados Unidos.
Otros sociólogos como D. Anthony, Th. Robbins y P. Schwartz se muestran críticos con la interpretación de los sociólogos de la religión que siguen la línea de la teoría de
  14 J. Habermas, Pensamiento postmetafísico, Taurus, Madrid, 1990, pp. 62-63.p. 133.
15 Cf. Gianni Vattimo, Después de la cristiandad. Por un cristianismo no religioso, Paidós, Barcelona, 2003.
16 Cf. R. Stark, “Secularization, R. I.P.”: Sociology of Religion (60) 3 (1999), pp. 249-273.
17 Cf. B. Wilson, Contemporary Transformations of Religion, Oxford, 1976.
18 Cf. R. Wallis y S. Bruce, “Secularization: the orthodox model”, en S. Bruce (ed.), Religion and Modernization: Sociologists and Historians Debate the Secularization Thesis, Clarendon Press, Oxford, 1992; B. Wilson, Contemporary Transformations of Religion, Oxford University Press, Oxford, 1976; id., Religion in Sociological Perspective, Oxford University Press, Oxford, 1982; id, “Secularization: The Inheredited Model”, en Ph. Hammond (ed.), The Sacred in a Secular Age, University of California Press, Berkeley, 1985; Isidoro Moreno, “Religión, sacralidades laicas y globalización. El papel de las religiones en tiempos de sacralización del Mercado”, en Juan José Tamayo (dir.), Religión, género y violencia, Universidad Internacional de Andalucía, Sevilla, 2009.
 Cátedra Unesco de Resolución de Conflictos
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